Ejercicios movilidad pies

¿Alguna vez has observado en profundidad cómo son tus pies, o del movimiento que tienen?. Deberíamos hacerlo más a menudo, pues he presenciado varios momentos en los que la persona con la que estaba, se ha sorprendido de verse incapaz de levantar el dedo gordo del suelo voluntariamente.

 

La salud de tus pies ahora, habla del estado próximo de tus rodillas, caderas y habilidad de movimiento.

 

Aunque no te lo creas, hay muchas personas jóvenes que tienen una desviación del dedo gordo del pie (podríamos decir que es un inicio de juanete), dedos en garra, de martillo, y/o dolores en la planta de los pies.

Yo pude apreciar que mi dedo gordo del pie derecho empezaba ligeramente a irse hacia el lateral, y en el momento que fui consciente de lo que suponía, empecé a ponerle freno empezando a trabajar la movilidad y a usar un calzado más respetuoso.

 

No podemos dejar todas estas deformidades a cargo de la genética, pues nosotros somos los que confinamos los pies en unos zapatos duros, rígidos y pesados. Si tienes una predisposición familiar a tener una de estas patologías y usas un calzado que oprime los dedos, dejándolos con poco espacio para moverse, las posibilidades de terminar con un juanete se multiplican, pues tus dedos van a intentar adaptarse al calzado en el que están.

 

En el momento que empezamos a usar un calzado como el que he descrito, dejamos de ver el pie como una estructura móvil y compleja de 26 huesos, a verlo como una estructura simple e inmóvil.

El calzado moderno y el estilo de vida han participado a crear una situación conflictiva en nuestros pies. La mayoría de nosotros tenemos músculos débiles y articulaciones rígidas, pero lo cierto es que la anatomía de los pies nos demuestra el potencial que podrían tener.

Solemos fijarnos más en el color, en la moda, en la marca, sin fijarnos en lo primero: ¿Mis dedos van a caber en este zapato?.

 

Para caminar correctamente, es necesario una segmentación del pie. Es decir, en primer lugar el talón contacta con el suelo, seguidamente de apoya el resto del pie, el talón despega del suelo y para finalizar, se elevan los dedos.

Si usamos zapatos rígidos, no vamos a permitir hacer estos diferentes apoyos, creando unas compensaciones que pueden generar inflamaciones, desviaciones y rigideces.

 

Atención, esto no quiere decir que no te puedas poner tacones, ¡póntelos!, pero con conciencia.

 

Incluye en tus rutinas de movimiento el trabajo de pies, separando los dedos (yo uso separadores de dedos mientras entreno), presionando el pie encima de una pelota, trabando el equilibrio descalza…hay miles de opciones, ¡solo tienes que pensar en ellos!.

 

 

 

 

 

Compártelo